11/06/2008

Dos veces la vida me ha arrebatado la posibilidad de ser madre, en pleno proceso.
Si bien la primera pasó casi desapercibida hasta para mí, y no se enteraron más de dos personas, la segunda fue un poco más traumante, sobre todo para mí; por otro lado, el padre en cuestión, me dejo luego de tres años de relación, y aún habiendose enterado de lo ocurrido, nunca manifestó ni siquiera un pequeño interés en saber que ocurrió, o como me sentí.
Pase casi 6 meses atormentandome por eso, culpandome de todo lo ocurrido, y pensando que desde un principio fuí una mala madre, cosa que empeoro cuando me enteré que mi hermano me haría tía, entonces senti aún más la ausencia de mi criatura ...eso, hasta que vivi Misiones.
Pocas personas entienden lo que me pasó, quizás los que han vivido Misiones, o que estaban conmigo en ese momento lo comprendan un poco más.
Nunca habia sentido algo tan maravilloso en mi corazón hasta el día en que mi hijo me habló y me dio a entender que nada habia sido culpa mía, y que el se encontraba más cerca de mí de lo que pensé en todos esos meses.
Entonces entendí algo que no todos entienden; mi hijo venia a darme una nueva oportunidad, no como madre, sino como tía.
No hablo de reencarnación, como todos confunden, hablo de la oportunidad que me otorga Dios de entregarle todo ese amor que pude entregarle a mi hijo, pero esta vez a mi pequeño sobrino que en ese entonces tenia 5 meses de gestación.

Pocas veces hablo de esto, creo que la única vez que me explaye ampliamente sobre el tema fue con mis hermanos de Misiones.
El tema es ...que hace 6 días fuí tía, del ser más maravilloso y perfecto que pudo poner Dios en mi camino. Nunca entendí de cuanto amor podría llegar a sentir en mi corazón, hasta que lo escuche llorar por primera vez en la sala de maternidad, y cuando lo ví pasar por primera vez, con el ceño fruncido, porque le molestaba la luz.
Estos días desde que Diego esta con nosotros, mi vida cambió notoriamente; sigo teniendo la misma rutina de todos los días, sigo haciendo las mismas cosas de siempre, pero sin duda algo que muchos han notado, y que antes no había, es la sonrisa las 24 horas del día y que nadie me quita.
Tengo el sobrino más maravilloso del mundo, y no hay nada que me pueda quitar ni opacar esa tremenda felicidad que hay en mi vida desde ese 31 de octubre, a las 01:37 am.

Hoy me siento más acompañada que nunca, tengo en mis brazos a un niño hermoso y en mi corazón a una criatura maravillosa que me acompaña todos mis días, y me recuerda lo linda que es la vida una vez que empiezas a valorar como regalos hasta los más pequeños detalles que pone Dios en tu camino.